Alma Solis
asolis@noticiasdepanama.com
América Latina enfrenta una paradoja: aunque sus economías avanzan en la emisión de bonos sostenibles, las necesidades de financiamiento para enfrentar los riesgos ambientales y sociales superan con creces la capacidad actual. El nuevo informe de Moody’s Ratings estima que la región requiere inversiones anuales por US$51 mil millones solo para adaptación climática, en un contexto donde más de la mitad de los países latinoamericanos presenta niveles altos o muy altos de exposición a riesgos ambientales como sequías, inundaciones y deforestación.
El reporte desarrolla su análisis en cuatro hallazgos principales. Primero, la alta exposición a los riesgos ambientales y sociales seguirá siendo el motor que impulse la emisión de deuda sostenible. Según Moody’s, esta vulnerabilidad ha llevado a gobiernos y empresas a buscar nuevas fuentes de financiamiento para proyectos de resiliencia climática, energía renovable y acceso a servicios básicos.
El segundo hallazgo se centra en el liderazgo del sector público, que continuará siendo el principal impulsor de las emisiones sostenibles. Desde 2018, los países de la región han colocado US$214 mil millones en bonos sostenibles, con Chile, México y Brasil concentrando el 85% del total. En conjunto, 14 gobiernos latinoamericanos han emitido bonos etiquetados, encabezados por Chile (US$54,800 millones), México (US$27,200 millones) y Perú (US$6,800 millones). La creación de taxonomías sostenibles y marcos regulatorios nacionales ha fortalecido este proceso.
El tercer punto resalta que América Latina se mantiene a la vanguardia de la innovación en financiamiento sostenible. La región ha liderado la emisión de bonos soberanos vinculados a la sostenibilidad, como los lanzados por Chile y Uruguay, e impulsa nuevas categorías como las finanzas azules, que buscan canalizar recursos hacia la conservación de los océanos y la resiliencia costera. Instituciones como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y la Corporación Andina de Fomento (CAF) han actualizado sus marcos de financiamiento para incluir proyectos en esa línea.
Finalmente, el informe ubica a Brasil como líder regional a largo plazo. En vísperas de ser anfitrión de la COP30, el país impulsa su Plan de Transformación Ecológica (PTE) y el programa EcoInvest del BNDES, orientados a movilizar inversión privada para proyectos verdes. Con un 90% de generación eléctrica proveniente de fuentes renovables, Brasil se posiciona para avanzar en tecnologías como el hidrógeno verde y ampliar su papel en la transición energética global.
Moody’s también destaca la diversificación de los instrumentos financieros sostenibles en la región. Los bonos de sostenibilidad representan el 38% de las emisiones, mientras que el resto se distribuye entre bonos verdes, sociales y vinculados a metas de sostenibilidad, reflejando los diversos desafíos que enfrentan los países en materia social, ambiental y económica.
En cuanto a la calidad de las emisiones, la calificadora informó que el 83% de los marcos evaluados en América Latina cuenta con calificaciones “excelentes” o “muy buenas”, destacando los casos de Colombia, México y Chile.
El documento concluye que, pese a la desaceleración de 2025, América Latina mantiene una base sólida para el crecimiento del financiamiento sostenible. La combinación de riesgos ambientales, liderazgo público e innovación convierte a la región en un escenario clave para canalizar inversiones hacia una economía más resiliente y baja en carbono.





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