OPINIÓN
Erick Sablich
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La acelerada irrupción de nuevas herramientas digitales diversificó, durante el último año, nuestros tradicionales hábitos de hacer negocio, relacionarnos, trabajar o adquirir productos. Los gobiernos y las organizaciones avanzaron en su transformación digital para no quedar rezagados frente a esa ola de cambio, para aprovechar el gran potencial que le ofrecen las nuevas tecnologías y satisfacer la demanda de los nuevos perfiles de usuarios.
El sector financiero hizo lo propio. El contexto regional marcado por la pandemia aceleró nuestros proyectos relacionados a la digitalización de servicios, consultas, gestión de productos y demás cambios destinados tanto a facilitarle la vida a los usuarios como a acercar la banca a los ciudadanos.
La revolución de los servicios de pago, ahorro, préstamo e inversión buscó abrir diversos caminos para que la población más vulnerable y excluida pueda elegir cómo ser parte del sistema formal y, así, empezar a aprovechar las oportunidades que brinda la inclusión financiera. Una tarea en la cual Panamá muestra significativos avances, de acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera (IIF), estudio impulsado desde Credicorp con el apoyo de Ipsos hace apenas unos meses.
El IIF mide el uso, acceso y calidad percibida de los servicios financieros de Panamá, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú. En esa comparación regional, Panamá muestra niveles sobresalientes, destacando plataformas como las billeteras móviles y los aplicativos celulares de instituciones financieras, con un 62% y 67% de uso, respectivamente.
Esta es solo una muestra del rol cada vez más protagónico que tendrán estas dos herramientas entre los medios transaccionales de la industria financiera y, sobre todo, del rol que asumirán en la construcción y crecimiento de nuevos ecosistemas de pago en la región. Porque, hoy, nuestros países aún muestran una brecha por cerrar en el uso de efectivo para transacciones comerciales. En Panamá, por ejemplo, alrededor del 50% de encuestados todavía utiliza efectivo para realizar compras y pagar servicios, según el IIF.
Cifras como esta -y otras similares que vemos en la región- constituyen una gran oportunidad para el sistema financiero en el camino a la inclusión financiera. Elevar el nivel de bancarización es fundamental para la región y será, sin duda, un primer y relevante paso para llevar sus beneficios a todos los ciudadanos, sin distinción.
El sector financiero debe asumir este reto, algo que sin duda nos esmermamos en impulsar desde Credicorp. Hacer uso eficiente de las ventajas que brinda el entorno digital, trabajar para mejorar la experiencia de los clientes y optimizar procesos de gestión para fomentar la lealtad con servicios diferenciales que, a través de herramientas novedosas, mantengan la calidad en la atención al cliente son temas esenciales en este objetivo.
Y es que, en un entorno híbrido como el que nos plantea la post-pandemia, la digitalización debe complementar la presencialidad y la atención personalizada de la banca. Ello mediante soluciones digitales que tengan como único fin el dinamizar las economías de nuestra región.
El autor es Erick Sablich, gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Credicorp
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