Alma Solís
asolis@noticiasdpenama.com
Más de seis mil trabajadores quedaron desempleados tras una huelga del sindicato de trabajadores de la empresa transnacional Chiquita. Ahora el Gobierno de Panamá intenta negociar una reactivación de la empresa. Mientras, el sindicato evalúa demandas y el presidente viaja a Brasil para avanzar en acuerdos con altos ejecutivos de esta empresa.
La protesta que desencadenó la crisis comenzó a fines de abril como parte de un paro nacional contra una reforma del sistema de seguridad social que amenazaba beneficios pensionarios. Según autoridades y la misma empresa, la huelga fue declarada “ilegal” por una corte laboral, y Chiquita respondió con el despido de miles de trabajadores, alegando “abandono injustificado del trabajo” y pérdidas estimadas en al menos US$ 75 millones.
La paralización llevó a la suspensión indefinida de las operaciones en Changuinola y Almirante. En total, se estima que entre 6,000 y 6,500 personas perdieron sus empleos, lo que representa un golpe directo al sustento de miles de familias en Bocas del Toro.
El banano tiene una relevancia significativa para la economía panameña: en 2023 representó aproximadamente el 4,4 % de las exportaciones totales del país —alrededor de US$ 148 millones— y durante el primer trimestre del año llegó a representar hasta el 17,5 % de los envíos al exterior.
Ante esta situación, el Consejo de Gabinete autorizó ayer martes 26 de agosto al ministro de Comercio e Industrias, Julio Moltó, a negociar con la empresa y las entidades públicas pertinentes para facilitar un regreso gradual de Chiquita. El objetivo, dijo Moltó en declaraciones recientes, es recuperar al menos parte de la operación para evitar un deterioro irreparable en la provincia.
En paralelo, el presidente José Raúl Mulino viaja esta semana a Brasil, donde se reunirá con su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva, atender una agenda con el Mercosur y tendrá reuniones con empresas , pero también tendrá un encuentro con altos ejecutivos de Chiquita. El propósito de esta reunión es avanzar en los términos de una posible reactivación, aunque aún no está claro si la empresa volverá con toda su capacidad o solo parcialmente.
La presión sindical sigue latente. El sindicato Sitraibana ha advertido sobre la posibilidad de demandas legales, y aunque la dirigencia mantiene la exigencia por derechos laborales, el Gobierno promueve un acuerdo negociado como la salida más viable para recuperar empleos y reactivar la economía local.
El desenlace aún es incierto: entre lo aprobado por el Gabinete, las gestiones en curso, el viaje presidencial y la postura sindical, se define si Chiquita volverá —aunque sea parcialmente— o si Bocas del Toro deberá enfrentar una transformación profunda tras el vaciamiento de la empresa.
Discussion about this post