OPINION
Octavio Vallarino

Desde 1989 Panamá experimentó una transformación económica que la encaminó a convertirse en una de las ciudades más dinámicas y cosmopolitas de Latinoamérica trabajando en posicionarse como un país moderno, seguro y atractivo para el turismo, las inversiones y como residencia para extranjeros. La imagen internacional del país pasó de ser un punto conflictivo por la dictadura a un modelo de estabilidad política y crecimiento económico. Se promocionó activamente como destino para jubilados, sede de convenciones internacionales y hub de conectividad aérea con la expansión del Aeropuerto de Tocumen.
Aunque la intervención de 1989 fue un hecho traumático en la historia panameña, su desenlace permitió la consolidación de una democracia civil y la apertura de un proceso de modernización sin precedentes. Hoy, Panamá es una nación con una economía abierta, en constante crecimiento y una ciudad capital que compite a nivel internacional. El país sigue enfrentando desafíos en desigualdad y gobernabilidad, pero su progreso desde 1989 es innegable y ejemplar en la región. Panamá hoy día es una de las economías más abiertas de América Latina.
A consecuencia de esto, Panamá garantizó una mayor estabilidad política, lo que activó a los inversores locales y atrajo a inversionistas internacionales. En 1999, Estados Unidos transfirió el control total del Canal de Panamá al gobierno panameño, convirtiéndose en una abundante fuente de ingresos para Panamá, impulsando el crecimiento económico y permitiendo al gobierno la expansión en 2016, que duplicó su capacidad e impulsó el comercio internacional.
El sector bancario panameño se convirtió en un actor clave en las finanzas internacionales gracias a su economía dolarizada, las leyes bancarias y un marco regulatorio estable hacen de Panamá un centro financiero regional. Proyectos a gran escala como el Metro de Panamá (el primer sistema de metro de América Latina fuera de la Ciudad de México), mejora línea de buses y las modernas autopistas mejoraron la conectividad y la calidad de vida del país.
Uno de los aspectos más visibles y llamativos de la transformación de Panamá ha sido el masivo desarrollo inmobiliario que convirtió a la Ciudad de Panamá en una metrópolis moderna repleta de rascacielos, condominios de lujo, torres comerciales y centros comerciales de alta gama. En 1989 la Ciudad de Panamá contaba con muy pocos edificios altos, pero ahora cuenta con más de 200 rascacielos, muchos de los cuales se encuentran entre los más altos de Latinoamérica.
Inversionistas de EE. UU., Canadá, Europa y Latinoamérica invirtieron en la compra de condominios de lujo y rascacielos de oficinas. Desarrolladores y urbanistas concibieron la Ciudad de Panamá como la ciudad más cosmopolita de Latinoamérica, lo que impulsó la construcción a lo largo de la costa de edificios residenciales de alta gama, así como torres de oficinas en el Distrito Financiero y diversos proyectos comerciales.
Punta Paitilla, una de las zonas residenciales más exclusivas de Panamá, continuó creciendo enormemente, y Punta Pacífica se convirtió en una prestigiosa zona residencial de condominios con vistas al mar. Las islas artificiales Ocean Reef con viviendas multimillonarias, similares a The Palm en Dubái. Costa del Este se convirtió en un centro comercial y residencial bien planificado con modernos rascacielos, apartamentos de lujo y sedes empresariales. Con la construcción del Town Center Mall, Costa del Este se convirtió en un importante destino de compras. La Avenida Balboa se convirtió en un destino prestigioso en la Ciudad de Panamá, con rascacielos de lujo y vistas al mar. La Cinta Costera, construida entre 2007 y 2014, transformó el paseo marítimo en un moderno parque urbano. Santa María, una comunidad planificada por EDSA, se ha convertido en una de las zonas residenciales más prestigiosas, con extensas zonas verdes, fuentes y un club de golf exclusivo para socios. Obarrio y San Francisco vieron el desarrollo de condominios de precio medio, centros comerciales y un centro comercial regional de estilo americano, Multiplaza Mall.
Hoy, frente a una nueva era de amenazas híbridas y rivalidades entre superpotencias, Panamá reafirma su rol estratégico con un nuevo acuerdo militar que garantiza su seguridad, protege su activo más valioso y consolida su imagen como país seguro, estable y abierto al mundo. El recién firmado Acuerdo entre Panamá y Estados Unidos para permitir una presencia militar temporal combinada con unidades panameñas en bases estratégicas como Howard, Sherman y Rodman, representa una decisión pragmática y oportuna. Esta medida refuerza la defensa del Canal, garantiza que el mismo se mantenga neutral e independiente de influencias indebidas y envía un mensaje claro sobre la soberanía panameña y su alianza con occidente. Adicionalmente, inversionistas extranjeros observarán que Panamá será un seguro donde sus inversiones estarán bien protegidas.
El autor Octavio Vallarino, Arias, Ingeniero, mecánico, graduado de Texas A&M University. Ingeniero consultor por 10 años en la industria de aire acondicionado y luego Dedicado a proyectos inmobiliarios desde 1980 con el inicio de su primer proyecto, Edificio Vallarino en el Área Bancaria. Socio de Desarrollo Bahia desde 1984, una de las principales empresas promotora de proyectos de bienes raíces en Panamá de condominios de lujo, edificios de oficinas y hoteles.
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