OPINION
Kemmy Almengor

No encontré mejor manera de iniciar esta columna que haciendo alusión a la tan famosa composición del maestro Rubén Blades ¨Plástico¨, en la que la letra sugiere que es importante no dejarse engañar por las apariencias y las cosas materiales, sino centrarse en lo que realmente importa. Haciendo una analogía con esta canción y esta vez en el mundo empresarial, me parece interesante el gran desafío que hoy representa para un CEO humanizar a su compañía y las marcas que lideran. Una tarea verdaderamente importante en la cual centrarse.
¿A qué me refiero con humanizar? Me refiero a que, lo que refleje la compañía y lo que transmita la marca sea genuino y esté realmente enfocado en las personas. Parece tarea fácil, pero no lo es. Para poder lograr esto, el CEO debe desarrollar una verdadera conciencia de lo que mueve a la compañía…de su propósito; y que ese propósito sea realmente vivido y sentido por todos los miembros de la empresa a través de la marca.
Y es que cada día más, los consumidores exigimos marcas y compañías que realmente impacten positivamente en nuestras vidas, la sociedad y el mundo. Cada vez más, queremos contribuir con nuestros talentos en una empresa que no solamente considere a sus colaboradores como medios para llegar al número del año, sino también como el ser humano que es.
Hoy por hoy el CEO tiene el gran desafío de acercarse a sus equipos y a las personas. Tarea algo difícil en estos tiempos y más cuando existen tantos espejismos con los que nos topamos todos los días, esos que nos hacen creer que el éxito de las compañías, solamente se basan en estados financieros en positivo, dejando sin ponderar cómo se encuentra la salud emocional o clima organizacional de la empresa. El aumento de los ingresos en una empresa está estrechamente relacionado con una salud positiva de la compañía, con ella hay una mayor atracción de talento, una mejora en la operatividad pues el colaborador comprometido busca resultados extraordinarios y por ende se genera mayor confianza del cliente.
El estado y la salud emocional de una compañía, no es una responsabilidad única de los líderes de recursos humanos sino también responsabilidad directa del CEO. No es usual encontrar un CEO de carne y hueso, que recuerde que antes de ser el principal líder de la empresa fue padre, hijo, tío, amigo por ejemplo y que recuerde que tener un estado emocional o salud organizacional de la empresa en positivo es igual de importante que los resultados positivos en los estados financieros. La nueva tendencia es tener ambos en positivo, convirtiéndose el primero en el reto actual de muchas compañías a nivel mundial.
El perfecto balance entre ellas es el verdadero éxito de las marcas. Si tu marca es clara, permitirá que el propósito se viva de manera compartida. Si lo que vives dentro de la compañía está bien, lo que ofrezcas al cliente estará mejor.
Kemmy Almengor es especialista en mercadeo y optimización de procesos empresariales a través de la marca.
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