OPINIÓN
Silvia Noriega, gerente de Sostenibilidad de Credicorp.
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En la última década el sector financiero en Latinoamérica ha apostado por la transformación digital para impulsar la inclusión financiera. No obstante, hay aún mucho por hacer en este campo. En 2019, un año antes de la pandemia, el V Informe de Inclusión Financiera de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) señalaba que “el principal obstáculo de la inclusión financiera tiene que ver con la educación financiera”.
Hoy, la emergencia mundial originada por la Covid-19 ha acelerado esta transformación digital para las entidades del sistema financiero y sus clientes. Además, ha puesto en una misma balanza la necesidad de inclusión y educación en materia financiera. En otras palabras, una inclusión saludable necesita de educación.
No hay duda de que la digitalización debe tener como prioridad la educación financiera. La “Guía de políticas sobre digitalización y educación financiera” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) resume muy bien estos beneficios y retos, y cómo la industria bancaria debe aprovechar esta disrupción para aumentar el alcance potencial y acceso a los servicios financieros, procurando educar al consumidor financiero para cerrar las brechas de confianza y conocimiento, y sobre todo para potenciar la toma de mejores decisiones financieras.
En países como Panamá, donde casi el 65% de la población tiene acceso a internet (Informe digital de We Are Social y Hootsuite), el reto es que este acceso se use para la alfabetización financiera de jóvenes, mujeres y microempresarios, clientes bancarios prioritarios para la reactivación económica.
En Credicorp creemos firmemente que la educación es un instrumento efectivo para romper el círculo de la pobreza, promoviendo la igualdad de oportunidades y permitiendo que el beneficiario transforme su vida, la de su familia y entorno. Por ello, la educación es un hilo conductor de nuestra estrategia de sostenibilidad, que se sustenta en tres pilares: contribuir a la creación de una economía más sostenible e inclusiva; mejorar la salud financiera de los ciudadanos y empoderar a la gente para prosperar.
Este es un compromiso que llevamos a cabo con convicción, pues nos reconocemos como un jugador importante del sector financiero en la región con presencia en Panamá, Perú, Bolivia, Colombia y Chile, que tiene la capacidad y voluntad de continuar impactando positivamente en la sociedad.
En ese sentido y desde nuestra óptica, educar financieramente abarca compartir conocimiento relacionado a las finanzas personales, pero también incluye el mejoramiento de procesos para hacer más sencillo el uso de plataformas y tecnologías, y una mayor transparencia de la información sobre los productos y servicios que se ofrecen. Con la llegada de la pandemia, nuestros programas de educación financiera se han vuelto digitales, impactando así a más latinoamericanos, clientes y no clientes.
Creemos que la educación financiera, apalancada en los múltiples canales digitales, permitirá que cada vez más personas conozcan cómo mejorar sus habilidades y conocimientos para que así tomen mejores decisiones con respecto a sus finanzas. De esta manera, vamos cerrando la brecha. Por un lado, incluimos a más personas al sistema financiero, y por el otro lado, incentivamos la interacción y uso saludable de productos y servicios desde plataformas y apps 100% digitales.
La digitalización ya ha dado frutos para la banca en disminución de costos operativos, mejores procesos y agilidad. Ahora nos toca continuar impulsando la revolución digital para incrementar la inclusión financiera y así lograr que más ciudadanos cuenten con conocimientos financieros básicos y oportunos, tengan acceso a los productos y servicios financieros, que sientan confianza al utilizarlos y tomen mejores decisiones financieras..
La salud financiera de las personas es fundamental para su desarrollo; y es tarea de todos crear conciencia sobre su relevancia y promoverla.
La autora es Silvia Noriega, gerente de Sostenibilidad de Credicorp. Grupo Credicord es un holding de servicios financieros líder en Perú que cuenta con un portafolio diverso de servicios organizado en cuatro líneas de negocio: Banca Universal, Microfinanzas, Seguros y Fondos de Pensiones y Banca de Inversión. En Panamá tienen presencia con las marcas Banco de Crédito del Perú y Atlantic Security Bank.
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