Por Uriel Naum Ávila*
No solo la banca de desarrollo está buscando que las empresas a las que le otorga financiamiento generen un impacto social con los préstamos, cada vez son más las instituciones financieras privadas que, antes de otorgar un crédito, analizan la manera en que esos recursos contribuirán con más empleos y mejores condiciones de vida de las personas.
Incluso, algunos bancos privados vienen generando acuerdos a nivel internacional con el propósito de comprometerse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, para de esa manera incidir entre las empresas que son sus clientes en algunos de los 17 compromisos de la Agenda 2030, en la que participan gobiernos, empresas y sociedad civil.
“El interés por la inversión de impacto (social) sigue creciendo, a pesar de la pandemia del coronavirus”, menciona en su estudio “Gestión de una cartera para impacto: Marco de Gestión de Impacto de BID Invest”, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, todo indica que, precisamente por la pandemia, el financiamiento dará un nuevo giro, favoreciendo a las empresas con propósito y comprometidas con los ODS.
Por otra parte, es claro que la salud y el bienestar de los empleados se ha convertido en un tema de agenda empresarial muy importante en la etapa Covid y lo seguirá siendo en la era postCovid. Por supuesto, tampoco se debe descartar que las nuevas generaciones que están tomando cargos directivos en instituciones financieras son más sensibles a temas como cambio climático y balance de vida, y que han encontrado en los ODS un mapa de ruta ideal para incidir en estas áreas.
De acuerdo con el propio BID, la brecha de financiamiento anual para cumplir los ODS en los países de América Latina se estima en 650,000 millones de dólares, y es justo el capital privado el que puede tener un papel protagónico en la tarea de brindar recursos para cumplir con las metas de impacto social de las empresas.
“Los bancos multilaterales de desarrollo están llamados a movilizar una mayor cantidad de recursos privados, de miles de millones a billones de dólares. Esto es aún más importante considerando las crecientes necesidades de financiamiento para abordar el impacto de Covid-19”, se lee en el estudio del BID.
En suma, el nuevo contexto de cambio global está llevando a un replanteamiento de valores y nuevas estrategias a las organizaciones, y las financieras no escapan de esto, y no solo por un entorno complicado en donde es necesario actuar, sino también porque su reputación y percepción frente a sus audiencias está en juego. Un sector tan cuestionado como el bancario, sobre todo en tiempos de crisis, necesita mostrar acciones concretas en favor de la sociedad, y lograr incidir en las empresas que son sus clientes para que sus créditos impacten positivamente en más personas, es una buena forma de lograrlo.
*El autor es periodista de negocios de Latam y consultor en comunicación empresarial.
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