Alma Solís
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La ya frágil economía mundial ha sido afectada por la pandemia y las medidas para evitar que el contagio ha provocado mayor impacto.
«La pandemia de COVID-19 y los confinamientos económicos están asestando un duro golpe a la economía mundial y, en particular, a los países más pobres» así lo indicó el Grupo Banco Mundial, en un adelantó de la presentación de la segunda actualizaciñon de las perspectivas económicas que presentará el próximo 8 de junio, de hecho el organismo estima unos 60 millones de pobres dejará esta pandemia.
El pasado 12 de abril el Banco Mundial pronosticó que el Producto Interno Bruto de la región de América Latina y el Caribe (excluyendo Venezuela) caiga -4,6% en 2020.
Destacan que los países han adoptado medidas ahora para acelerar la recuperación una vez que haya pasado la peor parte de la crisis sanitaria y para mitigar los efectos negativos a largo plazo.
La recomendación es que las as medidas de respuesta a corto plazo para abordar la emergencia sanitaria y garantizar los servicios públicos básicos deberán ir acompañadas de políticas integrales para promover el crecimiento a largo plazo, que incluyan el mejoramiento de la gobernanza y los entornos empresariales, así como la ampliación y la mejora de los resultados de las inversiones en educación y salud pública.
Pero también han señalado que para que las economías sean más resilientes en el futuro, se deberán establecer sistemas que puedan generar y retener más capital humano y físico durante la recuperación, aplicando políticas que reflejen la necesidad de nuevos tipos de empleos, empresas y sistemas de gobernanza, y los promuevan, en el período pospandémico.
“El alcance y la velocidad de los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19 y los confinamientos económicos en los habitantes pobres de todo el mundo no tienen precedentes en los tiempos modernos. Las estimaciones actuales indican que 60 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema en 2020. Es probable que estas estimaciones aumenten aún más, lo que dependerá, primordialmente, de la reapertura de las economías avanzadas”, señaló el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass.
Agregó que el financiamiento y la construcción de infraestructura productiva serán, entre otros, los desafíos de desarrollo más difíciles de resolver en el período de recuperación posterior a la pandemia. Es necesario establecer medidas para acelerar los procesos judiciales y la resolución de las quiebras, y reformar los costosos subsidios, monopolios y empresas estatales protegidas que han lentificado el desarrollo”.
El Banco Mundial también destacó que en el largo plazo, la pandemia dejará daños perdurables a través de múltiples vías, incluida la disminución de las inversiones; la erosión del capital físico y humano a raíz del cierre de empresas y la pérdida de escolaridad y empleos, y el repliegue del comercio internacional y las relaciones de suministro.
“Cuando comenzó la pandemia, muchas economías emergentes y en desarrollo ya se encontraban en una situación vulnerable debido a los niveles récord de deuda y al crecimiento mucho más débil. En combinación con los cuellos de botella estructurales, esto acrecentará los daños a largo plazo causados por las recesiones profundas asociadas con la pandemia”, señaló Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial.
“Se necesitan medidas urgentes para limitar los daños, reconstruir la economía y lograr que el crecimiento sea más sólido, resiliente y sostenible”.