Alma Solís
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El balance económico de América Latina y el Caribe en 2019 se presenta en un contexto particularmente complejo. La región muestra una desaceleración económica generalizada y sincronizada a nivel de países y de sectores, completando seis años consecutivos de bajo crecimiento, señaló hoy jueves 12 de diciembre la CEPAL en su último informe anual dado a conocer en su sede central de Santiago, Chile.
En este informe se prevé que Panamá cierre este año con un crecimiento de 3,5% y para el 2020 sea un 3,8%. Hace solo un mes el organismo había señalado que el país canalero estaría creciendo 3,7% en el 2019.
El Balance Preliminar prevé que en 2019 el país con mayor expansión será Dominica (9,0%), seguido por Antigua y Barbuda (6,2%), República Dominicana (4,8%) y Guyana (4,5%). Por el contrario, Venezuela anotará el mayor retroceso, con una contracción de -25,5%, seguido por Nicaragua (-5,3%), Argentina (-3,0%) y Haití (-0,7%). América Central crecerá 2,4%, el Caribe 1,4% y América del Sur se contraerá -0,1%.
Para el próximo año 2020 las proyecciones de la CEPAL indican que las naciones del Caribe seguirán liderando el crecimiento regional (con un promedio subregional de 5,6%), encabezadas por Guyana (85,6%, debido al comienzo de la producción de petróleo que tendría lugar en 2020), Antigua y Barbuda (6,5%), Dominica (4,9%) y República Dominicana (4,7%). En la parte baja, Venezuela, Nicaragua y Argentina moderarán sus tasas de contracción económica (con -14%, -1,4% y -1,3%, respectivamente). En tanto, América Central se expandirá 2,6% y América del Sur 1,2%.
En materia de proyecciones de crecimiento, según el informe 23 de 33 países de América Latina y el Caribe (18 de 20 en América Latina) presentarán una desaceleración de su crecimiento durante 2019, mientras que 14 naciones anotarán una expansión de 1% o menos al finalizar el año.
El organismo regional de las Naciones Unidas indica que la desaceleración en la demanda interna se acompaña por una baja demanda agregada externa y mercados financieros internacionales más frágiles. A este contexto se suman las crecientes demandas sociales y las presiones por reducir la desigualdad y aumentar la inclusión social.
De esta forma, el panorama macroeconómico de los últimos años muestra una desaceleración tendencial de la actividad económica, con una disminución del producto interno bruto (PIB) per cápita, caída de la inversión, baja en el consumo per cápita, menores exportaciones y un sostenido deterioro en la calidad del empleo.
Todo esto llevará a que en 2019 la región crezca apenas 0,1% en promedio, mientras que las proyecciones de crecimiento para 2020 se mantendrán bajas, en torno al 1,3% para la región en su conjunto. En consecuencia, el período 2014-2020 sería el de menor crecimiento para las economías de América Latina y el Caribe en las últimas siete décadas.
“Ante este escenario la región no aguanta políticas de ajuste y requiere de políticas para estimular el crecimiento y reducir la desigualdad. Las condiciones actuales necesitan que la política fiscal se centre en la reactivación del crecimiento y en responder a las crecientes demandas sociales”, declaró Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la presentación del documento.
También se enfatiza que una política fiscal activa requiere en el mediano-largo plazo una estrategia para garantizar su sostenibilidad en el tiempo. Esto implica que debe estar vinculada con la capacidad de crecimiento y la dinámica de la productividad, junto con el fortalecimiento de la capacidad recaudatoria del Estado (mejorando la progresividad de la estructura tributaria mediante el aumento de los impuestos directos; reduciendo la evasión fiscal, que representa alrededor de 6,3% del PIB de la región; reevaluando los gastos tributarios, que representan 3,7% del PIB de la región; e implementando una nueva generación de tributos relacionados con la economía digital, el medioambiente y la salud pública).