Kemmy Almengor *
Érase una vez un país donde todos salíamos a la hora que queríamos, donde queríamos y con quien queríamos. Las redes sociales estaban inundadas de fotos en la playa, en la bici, en el restaurante, cantando, bailando, jugando, en el carro, entre otras cosas. Hasta que llegó el COVID19 y todo cambió. Pensaba que a pocos meses estaríamos devuelta a lo que conocíamos como «normal» y que todo seguiría exactamente igual…pero más temprano que tarde, me di cuenta que no iba a ser así. Entonces, en ese preciso momento, decidí darle la vuelta y darle un significado diferente en mi vida…con el perdón del Sr. Covid19. Decidí bautizarlo como: Cambio Orgánico de Vida 2019…extendido al 2020, porque fue así.
Hablando desde mi experiencia, llegó para demostrarnos que todos somos iguales y vulnerables ante esta situación, llevándonos queriendo o no a hacer un cambio en nuestras vidas. No importa si eres hijo único o la hija sándwich, rico, pobre, panameño o extranjero, él puede alcanzarnos no solo en temas de salud, sino también en muchas otros aspectos de nuestras vidas. Así que me propuse entrenar a mi propio dragón: Mi mente; para incluso de esta situación sacar lo positivo y no lo negativo, es decir un Cambio Orgánico de Vida al que de una u otra forma me iba a adaptar. Decidí escuchar a los positivos, a los “echao pa´lante”, silencié lo negativos y empecé a buscar todo eso que haría más fuerte mi mente, frente a la tormenta.
Pensé que era de esas extrañas o extraños que buscaban positivos dentro de negativos, hasta que el viernes en mi salida al supermercado me tocó presenciar una escena que me hizo sonreír. Un chico se topa en el pasillo con una chica, la cara de ilusión se le podía notar a ambos detrás de la mascarilla. Él se alegró tanto al verla que no resistió y la abrazó. Le dijo: “Sé que no debo, pero esta pandemia me enseñó a valorar los pequeños momentos …y sabes… quizás ahora soy más feliz que a principios de año, cuando no tenía idea que todo esto iba a pasar”.
Obviamente no me iba a quedar allí mirando…así que obligada a no parecer “stalker» seguí con mi carrito con una sonrisa de oreja a oreja detrás de mi mascarilla y pensé: Ok somos varios en esto de darle la vuelta al tema…¡vamos bien!
Al regresar a casa comencé a contar mis pequeñas victorias. En este tiempo, he escrito más de 25,000 palabras, usado más de 5 plumas (lo cual es bastante tomando en cuenta la era digital), he asistido a más de 400 reuniones virtuales de trabajo, he compuesto 2 canciones…una en especial “Cuando se Abra la puerta”, más de 15 webinars, 2 “lives”, he estudiado más rápido que cuando estaba en la Universidad, he cocinado más de 250 comidas (lo cual es bastante tomando en cuenta que la cocina no es mi fuerte). Quizás para algunos es poco, para otros es mucho…para mí son victorias.
Al final por muy poco que pienses que sea, celebra tus logros, rodéate de quien te aplaude y se alegra cuando llegas a un objetivo, de personas que puedan contribuirte y a las que tú puedes contribuirle, porque al final somos lo que le damos a nuestro cuerpo, no solo por lo que comemos, sino también por lo que escuchamos, por lo que hablamos y por lo que vemos
¿Todo ha sido negativo? no lo creo. Seguramente has tenido pequeñas victorias dentro de esta situación; y por más que creas que son pequeñas ¡celébralas! …porque si estás leyendo esto hoy, significa que ya has ganado varias batallas.
Sobre la Autora. Kemmy es especialista en Comunicación & Mercadeo. Compositora Panameña. Su Propósito: Crear y comunicar para transformar vidas.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad única del autor. No pueden ser consideradas como una posición de este medio.