Roberto Alfaro Estripeaut, miembro de Cicyp
La naturaleza humana nos conduce a evitar o posponer las decisiones difíciles que se nos presentan y que demandan coraje para enfrentar sacrificios y el costo que estas conllevan, en especial si sus causas son ajenas o si nos benefician o no directamente a nosotros.
Estamos hoy ante una de esas encrucijadas difíciles o casi imposibles, en la que ya no se puede posponer más la gravísima situación de la Caja del Seguro Social (CSS), en la que ya no podemos arrojar más polvo debajo de la alfombra y en la que solo los hombres y mujeres de corazón valiente, con desprendimiento y coraje asumirán tan ingrata tarea y con ella el sacrificio personal que esta requiere.
No soy economista ni actuario, pero aprendí bien las matemáticas básicas. Por 26 años fui asalariado y por 33 años dueño de empresa, coticé en la CSS por 40 años y calculo que contribuí en esos años de acuerdo con mis diferentes salarios con aproximadamente US$132,600 en cuotas y a los 62 años alcancé mi jubilación por US$1,500 mensuales, suma menor que el 50% de mi último salario. Cumplo 81 años de vida y he cobrado dicha jubilación por 19 años o sea US$342,000 y quiero añadir que nunca utilicé los servicios médicos, ni hospitalarios, ni medicinas de la CSS, que podrían significar mínimo otros $50.000 en beneficios personales.
Cuál es mi punto, muy sencillo: Ya he recibido tres veces mis aportes a la CSS y como ex presidente de dos empresas aseguradoras locales y otra en el extranjero, les puedo certificar que no existe posibilidad alguna de seguir manteniendo estos servicios ni semejante plan de jubilación, al menos que se revisen como han propuesto actuarios y financistas las paramétricas y paralelamente reducir gastos de planillas, administración y los costos de los medicamentos.
Ya suenan las arengas de quienes no desean que nada cambie objetando un verdadero diálogo, con propuestas que sean otras personas y el Estado (eres tú mismo) quienes asuman los aumentos en los costos de hospitalización y medicamentos; peor aún asumir el progresivo e imparable déficit del programa Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). Estos cabezas calientes saben bien que el nuevo gobierno está quebrado, con una deuda que se paga con más deuda, que el país está perdiendo su grado de inversión, que aumentó el desempleo y que los fondos del Canal no alcanzan para hacer las necesarias inversiones y ofrecer los servicios públicos mínimos que demanda hoy la población.
Peor aún proponen robarles a las nuevas generaciones de cotizantes que pasan de 550,000 asalariados, sus ahorros del fondo individual, que han aportado ya por 20 años (más de US$6,000 millones). Se llenan sus egos conferenciando sobre una “jubilación digna” pero a costa de utilizar los ahorros ajenos, o de una “vida digna”, pero a costa de depender de un subsidio del Estado, o de una “salud digna”, pero a costa de esperar años para una intervención quirúrgica.
Puede que suene bonito que el Estado cubrirá todas las necesidades de la población, pero me gustaría que aclaren también que quienes aportamos los ingresos al Estado somos todos y que la única forma que podría el Estado hacerle frente a tan inmensas necesidades sería incrementando impuestos (ITBM) o dejando de pagar deuda o eliminando becas a costa de una buena educación y realizar menos inversión pública.
En buen argot financiero seriamos un “Estado fallido” similar a varios países vecinos, cuyos millones de habitantes arriesgan sus “vidas, familias, trabajos y salud supuestamente dignas” con tal de huir de tan crueles sistemas solidarios y de gobiernos totalitarios. La historia de la humanidad es testigo que la única y real SOLIDARIDAD se engendra cuando todos los ciudadanos convivimos y aportamos dentro de las posibilidades de cada cual a un buen fin común, en el caso “panameño” nos solidarizamos para lograr nuestra independencia, luego por nuestra soberanía, después por nuestra democracia y libertades, hoy es por una “salud y jubilación digna” para todos.
Estoy convencido que unidos lo lograremos una vez más.
El Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP), capítulo de Panamá, es un think tank, comprometido con la defensa de la democracia, la libertad económica, la iniciativa privada y el desarrollo de Panamá. La organización está conformada por empresarios y profesionales de todas las ramas, que de manera voluntaria donan su tiempo, conocimientos y experiencia en beneficio de Panamá. https://cicyppanama.net/
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