Alma Solís
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Panamá es uno de los pocos, por no decir únicos, países de la región que tiene restricciones en la venta de bebidas alcohólicas durante la pandemia del COVID 19, una situación que está inquietando a la industria, que hoy en día cuenta con un inventario de mas de US$30 millones.
El Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) y la industria de bebidas alcohólicas panameña advirtieron que no podrían garantizar, si se prolonga la restricción en la compra de bebidas alcohólicas para consumo en casa, los más de 6,000 colaboradores directos y 40,000 indirectos, que genera la actividad.
«El sector industrial de bebidas alcohólicas responsable y solidariamente ha implementado todas las medidas indicadas por el Ministerio de Trabajo para evitar la suspensión de contratos y/o terminación de la relación laboral de sus colaboradores, concediendo adelantos de vacaciones, licencias remuneradas para mayores de 60 años y personas con vulnerabilidades, además de otras medidas para que el personal continúe recibiendo su salario; sin embargo, debido a la situación actual es insostenible que la industria mantenga todos los puestos de trabajo y deberá proceder a la suspensión de contratos por la disminución considerable en las ventas y consecuentemente de sus operaciones» indicaron.
En Panamá la industria de bebidas alcohólicas representa aproximadamente 1.3% del PIB nacional y genera al fisco aproximadamente 125 millones de dólares anuales en concepto de Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) e ITBMS.
«Por cada semana de restricción a la venta de bebidas alcohólicas, el estado panameño deja de percibir aproximadamente 2.4 millones de dólares en estos dos impuestos solamente, aparte de los otros impuestos que paga la industria como ISR, Impuesto de Importación, CSS, entre otros» dijeron.
Los industriales y productores de bebidas alcohólicas están solicitando mantener la venta de alcohol en forma de “para llevar” (take-out) y/o entrega a domicilio de supermercados, minisúpers o puntos de venta donde no hay consumo en público.
«Actualmente la industria cervecera tiene alrededor de 30 millones de dólares en inventario de producto terminado en sus bodegas y en las tiendas detallistas, el cual podría vencer y perderse. Al momento las ventas han caído más de 50%».
La medida de restricción de compra de 1 six pack de cerveza hace que la rotación de inventarios sea lenta, sobre todo el empaque de botella retornable, cuya transacción es por caja y no puede ejecutarse. La cerveza es un producto perecedero y si el inventario en cuestión llegara a vencerse las pérdidas serían irrecuperables. Una crisis económica de esta magnitud seguramente afectará a las más de 6,000 familias que dependen de la industria.
Hoy, debido a las restricciones de ventas de bebidas alcohólicas, se han visto negativamente afectados los ingresos de miles de minisúpers, tiendas y abarroterías, los cuales son necesarios para la distribución y venta de alimentos en las comunidades, poniendo en riesgo los puestos de trabajo de sus colaboradores y la disponibilidad de productos alimenticios.
También advirtieron sobre el mercado ilícito y bebidas no autorizadas que podrían estar en circulación debido a la prohibición.
«Nos preocupa que una medida tan restrictiva para la compra de bebidas alcohólicas haya desatado el incremento del mercado ilícito de estos productos. El alcohol producido y vendido ilegalmente fuera de la regulación gubernamental (chirrisco, chicha fuerte y contrabando) no está sujeto a impuestos, es de calidad inconsistente y podría ser significativamente tóxico o perjudicial para los consumidores.» señalaron