OPINION
Eddie Tapiero
Desde el 2016 el mundo ha pasado por tres cambios económicos significativos para el comercio internacional.
El primero, es el del aumento en las fricciones comerciales entre EE.UU. y China. Este cambio marca el inicio de un período de competencia estratégica y, afecta no solo a los consumidores de EE.UU. con mayores precios en los productos (debido a un alza en los aranceles), sino también los ingresos de todos los involucrados en las cadenas de valor que incluye a las navieras, los puertos, los operadores logísticos, y hasta a los otros proveedores de insumos y/o servicios;
El segundo, es el causado por la Covid-19. La pandemia remarcó la necesidad de resiliencia en las cadenas de valor a través de la diversificación geográfica de la producción (que implica también otro alza de precios para el consumidor);
El tercero, es el que emerge de la guerra entre Rusia y Ucrania. Este conflicto bélico no solo reafirma la vulnerabilidad de las cadenas de valor actuales y la dependencia de los países a nivel de energía y alimentos, sino que también genera una nueva ola de sanciones que, además de afectar directamente a Rusia, introduce preocupaciones internacionales por el uso de las mismas a futuro en otros casos.
No obstante, escondido bajo estas olas de cambio existen dos mensajes con respecto al futuro de Panamá:
1) Los países van a estar mirando más hacia una producción doméstica que hacia la importación (apoyando a sus sectores estratégicos); 2) El crecimiento económico va a ser más lento, incluyendo el del comercio y el del turismo.
Estos mensajes tienen grandes implicaciones para el futuro de Panamá y no debemos quedarnos pensando.
Los países y las ciudades pueden morir si no actualizan sus políticas de competitividad y sustentabilidad. Países y ciudades importantes del mundo, han perdido su posición competitiva por falta de acción en este respecto. Reino Unido perdió su posición de líder en la industria marítima entre 1950 y 2000 y la ciudad de Colón perdió su posición de líder turístico regional. Parte de estas pérdidas fue porque los gobiernos se enfocaron en políticas cortoplacistas para satisfacer al electorado y porque no fortalecieron sus ventajas competitivas dejando de invertir en infraestructura y mantenimiento. El cambiante entorno de hoy nos hace un llamado no solo a mejorar y ampliar la infraestructura que tenemos, sino también a fortalecer nuestras ventajas para poder seguir avanzando en nuestro desarrollo.
Para mantenerse viva, las ciudades tienen que balancear los gastos de mantener la infraestructura y tienen que desarrollar políticas que faciliten la operación competitiva del país incluyendo la de la educación ajustándose al entorno. El presupuesto nacional se está desviando del mantenimiento de la infraestructura hacia otras causas como el seguro social y los subsidios, y esto deber ser causa de preocupación, porque estamos perdiendo competitividad. El problema es que hay que generar para poder invertir y esto requiere de una visión integral de país que mantenga y fortalezca a la infraestructura.
El mantenimiento de infraestructura es crítico para el desarrollo económico porque es la herramienta por la cual las empresas pueden capitalizar en las ventajas competitivas del país. Por esta razón, en 2022, el presidente Biden firmó la Ley de Infraestructura que incluye una inversión del gobierno estadounidense por USD$350 mil millones en cinco años y busca no solo mantener y mejorar la infraestructura del país a nivel de carreteras, puentes, puertos, aguas, resiliencia y acceso a internet–a los cuales se le atribuye la pérdida de competitividad de EE.UU. a nivel global, sino también adecuar la infraestructura para los cambios impulsados por las políticas globales que apoyan el cambio climático. La Ley también incluye fondos importantes para el desarrollo de capital humano a través de la educación y la investigación.
En este sentido, ¿Qué está haciendo Panamá en infraestructura? En un país logístico, ¿cómo están las calles? ¿Cómo se permite el cierre de calles hacia los puertos sin rutas alternativas por huelgas, por procesiones, por eventos de la comunidad, o por un grupo de ciclistas? Panamá tiene buena infraestructura de comercio internacional, sin embargo, no solo hay que ampliarla, sino mantener la existente.
Panamá es un facilitador de comercio. Su posición geográfica, su hub logístico que incluye al aeropuerto de Tocumen, al Canal de Panamá, el ferrocarril y otros activos para el transporte de carga, es una ventaja competitiva que desde el 2000 ha generado mucho bienestar para el país. Los dólares generados del Canal, van directamente al tesoro nacional y las rentas de Aeropuerto y los puertos también introducen dólares en la economía que se multiplican por otras actividades como las distintas clases de turismo ya sea general, comercial, médico u otra categoría. Todas estas actividades están ligadas al comercio internacional y, en consecuencia, su futuro será afectado por los cambios económicos que se están dando. Por esta razón, es imperativo que el país desarrolle y trabaje en una estrategia que le permita enfrentar estos cambios al futuro y para esto, hacemos una recomendación puntual que tiene que ver con el desarrollo de política industrial en tres sectores: logística, tecnología y exportaciones.
Hay que fortalecer al sector logístico. A pesar de los cambios, el comercio de carga internacional no se va a detener. Si algo nos ha enseñado la historia es que ningún país puede ser independiente. Aunque habrá cambios en las rutas y volúmenes comerciales, el nodo panameño es crítico para las cadenas de Asia a costa este de EE.UU. y viceversa. Sin embargo, los desarrollos de canales internos a nivel regional y el retorno de la producción hacia EE.UU. impactará los volúmenes de carga y por ende los retornos de la logística de carga. En este sentido, el país debe enfocarse en mantener y mejorar la infraestructura logística nacional y, además, reducir la burocracia procesal tanto a nivel internacional como a nivel local. Un desarrollo adicional sería el de realmente potenciar los beneficios del hub a empresas locales para que puedan exportar. El hecho de que un productor de Chiriquí decide enviar su carga por los puertos de Costa Rica es evidencia de una falta de conexión entre el Hub logístico del eje central y las áreas productoras del país. Por esta razón, el gabinete logístico y los participantes en el mismo deben redoblar los esfuerzos de acción y realmente hacer prioritario el ADN logístico en las políticas del país.
Hay que fortalecer al sector tecnológico. Panamá ha avanzado en su tecnología, pero todavía no está integrada competitivamente al mundo. Aunque el país tiene un alto nivel de conectividad virtual y está integrada a redes globales importantes como las de Amazon y Google, todavía no superamos la etapa de adopción. Mientras nos reímos de que El Salvador introdujo el Bitcoin y de que Nicaragua introduce un ministerio del Espacio, en Panamá todavía no vemos cambios que miren al futuro como leyes que faciliten la adopción de la impresión de 3D o de producción de motores eléctricos, o incluso, leyes que faciliten la transformación del cobre que se está exportando. Si dicen que esos procesos son contaminantes, ¿por qué entonces los países los están procesando afuera? Si dicen que no hay mercado porque somos pequeños, entonces porque Países Bajos y Singapur han podido posicionarse como líderes de mercado teniendo menor territorio que Panamá?
Finalmente, hay que apoyar al sector exportador. Si hay algo que se aprendió desde el 2000, es que la exportación es un gran generador de bienestar y Panamá se ha rezagado en esto. Los modelos económicos de los tigres de Asia, de China y de varios países se enfocaron en servir al mercado internacional y esto trajo un gran bienestar para ellos. Sirviendo el mercado internacional los países expandieron sus fábricas, ampliaron su capacidad de empleo y se mejoró el capital humano a través de la educación. En Panamá, siguiendo el dogma internacional que dice que el tercer grado evolutivo en la economía de un país es el paso de la industria a los servicios, nos olvidamos de las exportaciones de bienes y nos enfocamos en las exportaciones de servicios. Esto nos puso en menor ventaja con nuestros vecinos que tienen industria y compiten hoy día en el ámbito internacional. Además de eso, esta base industrial les permite una mejor posición en la competencia para el reposicionamiento de la manufactura desde Asia. Por esta razón es importante ayudar al sector productor y a las exportaciones con el apalancamiento de las mismas en el hub logístico nacional. En EE.UU. se han elegido cuatro sectores importantes para desarrollar: Baterías para vehículos eléctricos, insumos farmacéuticos, productos de seguridad de salud y semiconductores. Es importante destacar que a diferencia de la teoría económica tradicional que indica que el mercado responderá a sus necesidades desarrollando industrias necesarias, estos sectores han sido identificados por el gobierno y en varios casos no se alinean a las posiciones acordadas por tratados en la Organización Mundial de Comercio.
Hoy día, Panamá es un país con muchos atributos que no hemos podido aprovechar. Sin embargo, el futuro se enturbia cuando se observa la implementación de políticas populistas que buscan el voto en vez del bien del país, la falta de institucionalidad que permite la malversación de fondos y el abuso de autoridad, y la gran corrupción que desvía a cualquier esfuerzo hacia bolsillos internos en vez de para el bien del país. Estas condiciones impulsan una migración cerebral donde los estudiantes en el exterior buscan quedarse allá para aprovechar su conocimiento y reduce el potencial de desarrollo del país. Las tendencias de menor crecimiento económico, de mayores costos de transporte (incluyendo los del turismo) y de aumento en la producción doméstica a nivel global son claras e implican con urgencia una visión nueva de país que mire a largo plazo la infraestructura y su mantenimiento, la competitividad de nuestra producción doméstica, el fortalecimiento de las exportaciones y mejoras en la educación y las oportunidades de empleo. Sin esto, seremos víctimas de mantenernos en la inercia y de estar respondiendo al entorno en vez de estar preparado para los cambios.
El autor es economista y profesor
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