Alma Solís
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El Banco Mundial emitió su primer informe sobre perspectivas de crecimiento en este 2022 en el cual pronostica un cierre de la economía panameña en el 2021 de 9,9% y de 7,8% para el 2022, esto no cambia la expectativa del organismo desde su último informe en octubre de 2021.
Esto coloca a la economía panameña en la de mayor crecimiento en América Latina (sin contar las islas como Dominica, Barbados y Bahamas), seguido por República Dominicana 5%, Granada y Honduras con 4,4% y Colombia 4,1%.
Según el documento, el fuerte pronóstico para Panamá en 2022, en 7,8%, será impulsado por la inversión pública como el gobierno construye relacionados con el transporte infraestructura.
En cuanto a las economías globales se espera que el crecimiento mundial se desacelere «notablemente», del 5,5 % en 2021 al 4,1 % en 2022 y al 3,2 % en 2023, a medida que la demanda reprimida se disipe y vaya disminuyendo el nivel de apoyo fiscal y monetario en todo el mundo.
Según el informe tras el fuerte repunte registrado en 2021, la economía mundial está entrando en una pronunciada desaceleración en medio de las nuevas amenazas derivadas de las variantes de la COVID‑19 y el aumento de la inflación, la deuda y la desigualdad de ingresos, lo que podría poner en peligro la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo.
Estas cifras se basan en la rápida propagación de la variante ómicron indica que probablemente la pandemia continuará afectando la actividad económica en el corto plazo, como en la marcada desaceleración de las principales economías (tales como los Estados Unidos y China) pesará sobre la demanda externa en las economías emergentes y en desarrollo.
El organismo también señala que los gobiernos de muchos países en desarrollo carecen de espacio macroeconómico para apoyar la actividad si fuera necesario, los nuevos brotes de COVID‑19, la persistencia de las presiones inflacionarias y de los cuellos de botella en las cadenas de suministro, así como la elevada vulnerabilidad financiera en numerosas partes del mundo, podrían aumentar el riesgo de un aterrizaje brusco.
«La economía mundial se enfrenta simultáneamente a la COVID‑19, la inflación y la incertidumbre respecto de las políticas; el gasto público y las políticas monetarias se adentran en un territorio desconocido. El aumento de la desigualdad y los problemas de seguridad son particularmente perjudiciales para los países en desarrollo», dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
Agrega que para lograr que un mayor número de países se encamine hacia un crecimiento favorable, se requiere la acción internacional concertada y un conjunto integral de respuestas de política en el nivel nacional.