Demóstenes Pérez
El pasado 19 de diciembre, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, promulgó un decreto que eliminó de manera inmediata la práctica conocida como “border-skipping”. Esta estrategia era utilizada por múltiples empresas de comercio electrónico de Estados Unidos para importar mercancías desde China a territorio mexicano y, posteriormente, enviarlas en paquetes individuales a los consumidores estadounidenses, aprovechando una exención arancelaria de hasta 800 dólares por envío.
El modelo “border-skipping” en detalle
El recurso a la estrategia de “border-skipping” era sustancial entre las compañías de comercio electrónico estadounidenses. Muchas optaban por cumplir los pedidos a clientes en Estados Unidos desde México, aprovechando costos laborales más bajos y la capacidad de evitar aranceles estadounidenses. Por medio de almacenes estratégicamente ubicados en territorio mexicano, se podía ofrecer a los consumidores de Estados Unidos una experiencia de entrega casi como si se tratara de envíos domésticos.
Para lograr esto, las empresas importaban bienes chinos a México, donde se reempaquetaban y remitían a Estados Unidos bajo la Sección 321, beneficiándose así del umbral de exención de aranceles. Este método ofrecía ahorros significativos y optimización operativa, lo que lo volvió especialmente popular entre algunas de las plataformas de e-commerce más grandes enfocadas en el mercado estadounidense. Sin embargo, con el nuevo decreto, esta ventaja competitiva se ve seriamente afectada, obligando a dichas compañías a replantear sus cadenas de suministro y estrategias logísticas de forma inmediata.
Claves del nuevo decreto mexicano
El nuevo decreto introduce varios cambios significativos que impactan de manera directa en las importaciones y el modelo de negocio de las empresas que optaban por esta “triquiñuela fronteriza”:
1. Aumento de aranceles
– Los impuestos de importación sobre 121 productos de confección y 17 artículos textiles han pasado de un rango de 20-25% a 35%.
– Además, 17 fracciones arancelarias relacionadas con textiles ahora enfrentan un arancel del 15%, en lugar del 10% anterior.
2. Restricciones al programa IMMEX
– El decreto excluye de la importación temporal, bajo el programa IMMEX, ciertos productos terminados, incluidas prendas de vestir y artículos textiles clasificados bajo los Capítulos 61, 62 y 63 del Sistema Armonizado (HTS).
3. Aplicación inmediata
– Estas disposiciones entraron en vigor de forma inmediata y afectan incluso a las mercancías que ya estaban en tránsito hacia México.
Impacto en el sector
Los cambios introducidos generan repercusiones importantes:
– Vendedores de e-commerce en Estados Unidos: Aquellos que confiaban en la estrategia de “border-skipping” para eludir aranceles se ven obligados a reexaminar sus cadenas de suministro con urgencia.
– Manufactura mexicana: El gobierno busca estimular la producción nacional de textiles y confecciones, lo que podría generar más empleos en dichos sectores.
– Interrupciones en la cadena de suministro: Las mercancías que iban en ruta a México podrían enfrentar costos aduaneros imprevistos, lo que ocasionaría interrupciones o retrasos a corto plazo.
Una ventana de oportunidad para Panamá
Aunque estas medidas representan un reto para quienes basaban su modelo de negocio en la “triquiñuela fronteriza”, también abren una ventana de oportunidad para Panamá y su sólida plataforma logística. El país cuenta con elementos clave que pueden absorber parte de la actividad que busca nuevas rutas de distribución:
Un nuevo centro de distribución
Desde hace décadas, Panamá ha sido reconocido como uno de los principales nodos logísticos de América, gracias al Canal de Panamá, su posición estratégica entre dos océanos y la existencia de zonas francas que potencian el comercio global. La Zona Libre de Colón (ZLC) se ha convertido en el gran emblema de esta vocación, ofreciendo a las empresas la posibilidad de importar, almacenar y reexportar bienes sin tener que pagar aranceles dentro del territorio panameño, siempre y cuando no ingresen al mercado nacional.
Cabe destacar que, a diferencia de la popular “estrategia aduanera” bloqueada en México, el régimen de la ZLC no está orientado a evadir impuestos de forma ilegal. Se trata de un marco regulado y legítimo, donde las mercancías pueden permanecer en territorio panameño sin gravamen para luego ser enviadas a sus destinos finales, pagando los aranceles correspondientes según la normativa de cada país importador.
Este modelo resulta especialmente atractivo para las empresas de comercio electrónico que buscan mantener stock cerca de los principales mercados de América. Así, pueden reducir los tiempos de entrega y mejorar la competitividad de sus productos, sobre todo cuando operan en Estados Unidos y en distintos países de Latinoamérica simultáneamente.
Ventajas para las empresas
1. Ahorros de costos y eficiencia en la reexportación
Las compañías pueden recibir productos de Asia u otras regiones, mantenerlos en inventario en la ZLC y despacharlos de forma ágil tanto a Estados Unidos como a otros países de América Latina, optimizando costos de almacenamiento y transporte.
2. Conectividad marítima y aérea de primer nivel
Con puertos en ambos océanos y el Aeropuerto Internacional de Tocumen como eje de transporte de carga y pasajeros, Panamá posibilita el envío de mercancías con tiempos de entrega muy competitivos a múltiples destinos en la región.
3. Servicios de valor agregado
Además del almacenamiento, en Panamá se pueden realizar actividades de ensamblaje ligero, etiquetado, preparación de kits (kitting) y gestión de devoluciones. Esto permite a las empresas de e-commerce adaptar sus productos a las necesidades de cada mercado y responder con mayor eficacia a la demanda local.
Mirando al continente
Si bien el debate actual se ha centrado en sustituir a México como eje de operaciones para abastecer a Estados Unidos, es importante subrayar que gran parte de estas multinacionales también vende a clientes en Latinoamérica. El auge del comercio electrónico en países como Colombia, Costa Rica o República Dominicana brinda a Panamá la ocasión de consolidarse como el gran punto de conexión continental.
Almacenar mercancía en la ZLC y distribuirla conforme a la demanda permite a las empresas operar con mayor agilidad, sin verse obligadas a multiplicar inventarios en cada mercado de destino. El resultado es un mejor control de la cadena de suministro y la posibilidad de escalar con rapidez, adaptándose a las fluctuaciones de la demanda regional.
El desafío de crecer de forma ordenada
Para aprovechar al máximo esta coyuntura, Panamá debe seguir reforzando su infraestructura y modernizando procesos a fin de ofrecer un servicio logístico de vanguardia:
– Digitalización aduanera: Invertir en la actualización de los sistemas aduaneros y en su interconexión con otros sistemas de comercio exterior incluido el de la Zona Libre de Colón, de modo que la trazabilidad de la mercancía sea más ágil y transparente.
– Incentivar la mejora continua de los operadores logísticos: Fomentar que los proveedores locales optimicen sus procesos mediante la implementación de sistemas de gestión y plataformas informáticas capaces de integrarse con los de las empresas globales. Esto garantiza una operación fluida y reduce las ineficiencias en la cadena logística.
Cuanto más robustas y sincronizadas sean las herramientas tecnológicas y los procedimientos, mayores serán las posibilidades de atraer inversiones de empresas que buscan un hub para atender tanto Norteamérica como Sudamérica.
Una visión a largo plazo
El fin de la “triquiñuela fronteriza” en México marca un punto de inflexión para las compañías de e-commerce que se apoyaban en ese modelo para reducir costos y tiempos de entrega hacia Estados Unidos. Ante esta disrupción, Panamá se perfila como una alternativa sólida para quienes buscan un entorno legal y eficiente de redistribución de mercancías. Más que un mecanismo para evadir tributos, la ZLC está concebida para facilitar las transacciones y el flujo de productos a nivel global, bajo reglas claras y supervisadas.
Si las autoridades y el sector privado panameños actúan con rapidez y criterio para reforzar la infraestructura tecnológica, la coordinación aduanera y la calidad de los servicios logísticos, el istmo podrá captar buena parte de la actividad que se está desplazando desde México. A largo plazo, ello afianzaría la reputación de Panamá como principal centro de redistribución y valor agregado en la región, aprovechando este momento de cambio en el comercio transnacional para ofrecer una alternativa legítima y altamente competitiva.
Lejos de promover la evasión de impuestos, Panamá brinda un entorno normativo y operativo moderno, listo para responder a los desafíos de un comercio digital en plena expansión y ofrecer soluciones rápidas, rentables y totalmente alineadas con la legalidad internacional.