Kemmy Almengor
Siempre he admirado el ajedrez, confieso que no lo juego, pero lo admiro. Lo percibo como un ejercicio para ver la jugada final, mirar todo el tablero y anticipar los movimientos. Me parece muy útil en la vida misma. Por cierto, no sería nada descabellado incluir el ajedrez como parte de las asignaturas escolares. ¿Qué opinas?
Esta semana, en esta columna, quiero llevar el ajedrez al mundo del marketing. Una de las razones por las cuales vivo y amo esta profesión es que la estrategia es diaria, no hay tiempo de dormirse y no hay nada escrito, todo puede ser creado.
Así como el Rey en el tablero, la sabiduría del marketing se nutre de la observación. Es decir, de nuestra manera de crear y ejecutar nuestras estrategias. Es por esto que, al igual que el Rey, debemos ser muy cuidadosos al momento de efectuar un movimiento; a veces toca dar sólo un paso bien pensado hacia adelante o hacia los lados.
Al igual que en el ajedrez, en el marketing el sentido común es el rey. Y es, al igual que el rey, la pieza central y más valiosa. El sentido común es el elemento esencial en cualquier estrategia de marketing. Así como el rey debe ser protegido y respaldado por otras piezas, el sentido común en marketing es protegido por la marca, los datos, la investigación y por una estrategia sólida que permita tomar decisiones inteligentes. En el marketing cada decisión basada en el sentido común puede tener un impacto significativo en el éxito de una campaña o estrategia.
El sentido común en el marketing implica tomar decisiones estratégicas basadas en la situación actual del mercado y comprender cómo interactúa con tu audiencia. Al igual que un maestro de ajedrez protege a su rey para ganar la partida, un experto en marketing utiliza el sentido común para garantizar el éxito de su producto en el mercado.
Cuando descubres un “insight” al tomarte un café, al hacer deporte, en el trabajo o en cualquier actividad cotidiana y lo llevas a la funcionalidad del producto, estás usando el sentido común. Un “insight”, por ejemplo, es como una jugada maestra en el ajedrez. Parece algo sencillo y usual, pero es increíblemente efectivo, tanto que puede cambiar el rumbo del juego.
Todos poseemos este sentido común, pero muchas veces es el menos común a la hora de hacerle caso. Nacimos con él. Creámosle y utilicémoslo para hacer jugadas maestras en nuestro día a día y, ¿por qué no?, usémoslo para hacer grandes jugadas en productos, experiencias y servicios que permitan contribuir a la solución de las necesidades de los demás.
La autora: Es especialista en marketing, branding, y optimización de procesos para la mejora continua. Es Directora Regional de TOTEM Branding.
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