OPINION
Eric Molino Ferrer, presidente de CICYP
Después de semanas de cierres en diferentes puntos de nuestro país, ha quedo en evidencia que quien ha resultado el mayor perjudicado es el proverbial panameño de a pie. Cuando escuchamos que el costo de los cierres es de aproximadamente $100 millones por día, es entendible que se piense que eso costo lo están asumiendo grandes empresas que facturan millones en ventas.
La realidad es que alrededor del 95% de las empresas en Panamá son micro, pequeñas y medianas. La dueña de la fonda, el que tiene un puesto de frutas, que maneja un busito colegiales, el chichero y el tiene el mini super de la esquina son la inmensa mayoría de los empresarios de este país. Son ellos quienes arriesgan sus ahorros para construirle un mejor futuro a sus familias quien dejan de vender, cobrar, trasladarse y pagar sus compromisos cuando se cierran las calles.
De acuerdo con el informe de estabilidad financiera de la superintendencia de bancos, al cierre de 2024, el crédito a mipymes representaba 15% de todas las facilidades bancarias y de estas 67% estaban concentradas en comercio y construcción. El crédito comercial específicamente, presentaba una cartera morosa, atrasos en compromisos de pagos de más de 30 días, del 38%. Este efecto es resultado de una tendencia de desaceleramiento de nuestra economía que en 2024 cerró en apenas 2.9% y que el desempleo subió a 9.5% con casi 50 mil nuevos desempleados y miles de nuevos informales. A esto se le suma hoy una inestabilidad política liderada por una minoría que dice representar los intereses de estos panameños, pero solo acaban condenándolos aun más en la incertidumbre financiera.
El derecho a la protesta (pacífica) es una condición fundamental y necesaria para cualquier democracia. Sin embargo, la izquierda radical antidemocrática ha logrado empujar la narrativa que cerrar las calles y el vandalismos son formas legítimas de este derecho. Estos grupos también han logrado satanizar la palabra empresario al punto de que el promedio de los ciudadanos no asocia que en el 95% de los casos no estamos hablando de un hombre en saco y corbata en una oficina de aire acondicionado, sino de la dueña de un salón de belleza o de una panadería.
La narrativa recurrente de los antitodo es que la solución para los problemas del país es redistribuir la riqueza. La realidad es que donde se implementa su filosofía fallida se termina teniendo más pobreza, desigualdad y éxodos másivos. Los países exitosos son los que han entendido que no se puede distribuir la riqueza sin crearla primero y que no pueden existir empleados sin empleadores.
La fórmula demostrada para combatir la pobreza es tener un sistema libre mercado acompañado por instituciones robustas que hacen cumplir el estado de derecho. Solo así se pueden hacer inversiones que generan empleos y crean riqueza.
Si buscamos tener el país que todos queremos, debemos rechazar con contundencia los cierres y proteger el derecho al trabajo, acceso a la educación y autosuperación de cada individuo.
El Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP), capítulo de Panamá, es un think tank, comprometido con la defensa de la democracia, la libertad económica, la iniciativa privada y el desarrollo de Panamá. La organización está conformada por empresarios y profesionales de todas las ramas, que de manera voluntaria donan su tiempo, conocimientos y experiencia en beneficio de Panamá. https://cicyppanama.net/
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad única del autor. No pueden ser consideradas como una posición de este medio.