Natzare Marisol Bermúdez.
Cada 1 de junio, desde el 2001 por iniciativa de la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), celebramos el Día Mundial de la Leche.
Me gustaría que en Panamá esta fecha la celebremos y reflexionemos, dándole una connotación completa, ya que el consumo de leche y sus derivados son esenciales para la salud y nutrición de nuestra población. Además, representa un eje fundamental para la economía rural, la generación de empleo, la unión familiar y la paz social.
Desde el punto de vista nutricional, la leche es una fuente insustituible de calcio, proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales que contribuyen al crecimiento y fortalecimiento de huesos y músculos. Su aporte es clave, en todas las etapas de la vida de cada persona especialmente en la infancia, la adolescencia, el embarazo y en los adultos mayores.
En una sociedad donde buscamos cada vez más promover hábitos de vida saludable y bienestar, los productos lácteos se convierten en aliados básicos para prevenir enfermedades como la osteoporosis, mejorar la salud metabólica y apoyar el desarrollo cognitivo.
Pero más allá de sus beneficios para la salud, los lácteos ocupan un lugar especial en la cultura y en nuestras tradiciones, sobre todo en la mesa panameña, donde podríamos destacar muchas recetas con lácteos, incluyendo el momento del postre como por ejemplo, un buen arroz con leche, helados, raspa’o con leche condensada, y para las meriendas empanadas de queso y un café con leche evaporada o leche fresca compartido entre generaciones.
En cada hogar panameño, los lácteos como el yogurt y el tradicional queso blanco, solo por mencionar algunos, contribuyen no solo a nutrir el cuerpo, sino también a fortalecer los lazos familiares que nos definen como sociedad.
Desde el punto de vista económico, el sector lácteo nacional es un gran motor de desarrollo. Las plantas procesadoras, fábricas de quesos y las fincas lecheras están presentes a lo largo de Panamá, impulsando las economías locales, generando al menos 15,000 empleos directos (los indirectos fácilmente quintuplican a los directos), fortaleciendo las cadenas de valor y dinamizando la economía de cada provincia y poblado.
Este impacto es aún más relevante en las regiones rurales, donde la producción agropecuaria, en especial las lecherías suelen ser la principal actividad económica, por lo cual, como sector generamos y sostenemos empleos y brindamos oportunidades reales de arraigo y desarrollo para las familias del interior del país. Además, representamos una vía concreta de inserción para jóvenes del campo, ayudando a reducir la migración hacia las ciudades y fomentando el relevo generacional en el sector agropecuario.
Cuando los consumidores eligen productos lácteos panameños, están apoyando a los productores y a sus colaboradores, a toda la cadena de valor que se genera incluso antes del productor (distribuidores de insumos, personal técnico, transportistas, y más). También a toda la población que trabaja en nuestras fábricas y en la cadena de distribución que ponen los productos terminados a disposición, hasta el rincón más remoto de nuestro Panamá. No cabe duda que priorizar y consumir la producción nacional genera trabajo, sostenibilidad y aporta a la paz social.
Sí, también contribuimos con la paz social, una cadena láctea sólida favorece la estabilidad social. Allí donde existe una actividad lechera organizada y con visión de futuro, hay progreso, educación, empleo digno y arraigo en el territorio. En momentos donde el país busca mayor cohesión y oportunidades para todos, el sector lácteo se posiciona como una fuerza de equilibrio y de bienestar.
Como parte del sector lácteo, desde mi rol como parte del engranaje procesador, y sobre todo amiga y admiradora de los productores que trabajan con ahínco para cuidar a sus vacas y producir leche los 365 días del año, aprovecho esta fecha para invitar a todos los panameños y residentes de nuestro bello país a valorar el papel que juega este noble alimento en nuestras vidas. Fomentemos su consumo, impulsemos políticas públicas que fortalezcan su acceso en escuelas, comedores y a todos los hogares. Reconozcamos el esfuerzo de todos quienes, día a día, hacen posible que tengamos leche fresca y productos lácteos de la más alta calidad en nuestras mesas.
En este Día Mundial de la Leche, celebremos con orgullo un sector que nutre, emplea, une y construye país.
¡FELIZ DÍA DE LA LECHE!
La autora Natzare Marisol Bermúdez es presidenta de la Asociación Nacional de Procesadores de Leche, ANAPROLE.
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