OPINION
Octavio Vallarino Arias, empresario
Que difícil debe ser Presidente de Panamá, pero estos tiempos de decisiones difíciles y realidades complejas, el presidente José Raúl Mulino ha demostrado que el liderazgo auténtico no se mide en aplausos populares, sino en el coraje de tomar decisiones necesarias, aunque sean impopulares. Panamá vive un momento de transición histórica, y bajo su dirección, el país parece encaminarse hacia una etapa de renovación institucional, económica y social. No es común encontrar en nuestra historia reciente un mandatario que, desde el inicio de su gestión, se enfrenta de manera frontal a los problemas estructurales más profundos que arrastra el país desde hace décadas.
Uno de esos temas, y quizás el más urgente, ha sido la crisis de la Caja del Seguro Social. La Ley 462 ha generado rechazo, incomprensión y protestas. Es comprensible: la mayoría de los panameños no comprende del todo sus implicaciones, y los temores naturales frente a los cambios en el sistema de pensiones no son menores. Sin embargo, lo que diferencia a Mulino de sus antecesores es su valentía. Ningún otro presidente tuvo el coraje ni la voluntad política de enfrentar este problema de raíz, por el costo político que implicaba. El Presidente Mulino sí lo hizo, tal como lo prometió en su campaña, promoviendo como primer paso en su mandato una reforma que, aunque difícil, es esencial para salvar el sistema y garantizar que las futuras generaciones puedan contar con una jubilación digna.
Paradójicamente, muchos de los que deberían estar educando al pueblo sobre la necesidad de esta reforma –los docentes– se sumaron a las protestas, lo que deja en evidencia una gran contradicción: si quienes forman las mentes del futuro no promueven el diálogo informado, ¿quién lo hará?
A esto se suma una preocupación aún más profunda: hay evidencias claras de que detrás de las movilizaciones se esconden sectores con una agenda ideológica radical, inspirada en modelos socialistas que han fracasado en otros países de la región. Estos grupos, lejos de buscar soluciones reales o constructivas, están aprovechando intentar desestabilizar el orden democrático y frenar las reformas que necesita Panamá. El objetivo no es proteger los intereses del pueblo, sino imponer una visión política anacrónica que amenaza con socavar las bases de nuestra democracia y nuestras libertades.
Pero el presidente Mulino no está solo en esta cruzada. Su gabinete, apolítico y capaz, ha sido calificado por muchos como uno de los mejores de la historia republicana. Ha sabido rodearse de ministros competentes, técnicos y honrados, lo que ha devuelto la confianza al país.
Una figura que ha brillado con luz propia en esta administración ha sido el nuevo Contralor General de la República. Su actuar ha devuelto la esperanza a la ciudadanía, que anhelaba ver por fin un manejo serio y transparente de los fondos públicos. No ha dudado en poner la lupa sobre actores poderosos: descubrió cómo Panamá Ports ha desfalcado al país por años y no se ha intimidado al sacar a la luz actos de corrupción dentro de la misma Asamblea Nacional. Hoy, gracias a su vigilancia, muchos servidores públicos saben que están bajo observación, y que no hay espacio para los viejos vicios de siempre.
El presidente también ha manifestado con claridad su intención de reabrir la mina con una propuesta novedosa (aún no conocida pero de seguro será positiva), no como una concesión a los grandes capitales, sino como una oportunidad para rescatar de la pobreza a más de 50,000 panameños que ven en ese proyecto su única vía de prosperidad. En paralelo, ha buscado soluciones con la colaboración de sus Ministros Molto y Muñoz, para los bananeros de Bocas del Toro, promoviendo una adaptación a la Ley 45 que les garantice mejores beneficios y condiciones laborales.
Otra revelación ha sido el destape del escándalo de SUNTRACS, donde se evidenció el saqueo de la cooperativa sindical por parte de sus propios dirigentes. Una traición a los trabajadores, que no hubiera sido posible sin la firmeza de las instituciones que hoy están al servicio del pueblo, y no de intereses particulares.
En un gesto de transparencia y cercanía con la ciudadanía, Mulino ha institucionalizado conferencias de prensa semanales donde no solo informa sobre los avances de su gestión y nuevos programas de inversión, sino que además responde preguntas de los medios, abriendo espacios para el intercambio y el escrutinio público. Esto, en un país donde los presidentes solían obviar comunicados oficiales, representa un cambio de paradigma.
En el ámbito internacional, Mulino ha sabido jugar con astucia las cartas geopolíticas. Su negociación con el expresidente Donald Trump para establecer un acuerdo de cooperación militar que refuerce la seguridad del Canal de Panamá fue estratégica. No solo garantiza una protección vital para nuestra infraestructura más valiosa, sino que también abre la puerta a beneficios económicos y a una mayor presencia internacional que nos protege frente a influencias externas, como las pretensiones chinas.
Gracias a este conjunto de acciones, Panamá ha vuelto a captar la atención de inversionistas serios, tanto locales como internacionales, que ven en el país un destino confiable para invertir, generar empleo y dinamizar la economía.
Como ciudadano y perteneciendo a una empresa promotora de proyectos, me siento optimista. Veo que estamos viviendo el nacimiento de un nuevo Panamá, donde los sueños de progreso ya no parecen lejanos. No todo será fácil; vendrán más retos, y seguro habrá errores en el camino. Pero lo importante es que se siente que hay dirección, determinación y esperanza.
Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos como nación para acompañar este esfuerzo y defender lo que tanto nos ha costado construir. Porque este nuevo Panamá, valiente y decidido, apenas comienza a mostrar de lo que es capaz.
EL autor Octavio Vallarino, Arias, Ingeniero, mecánico, graduado de Texas A&M University. Ingeniero consultor por 10 años en la industria de aire acondicionado y luego Dedicado a proyectos inmobiliarios desde 1980 con el inicio de su primer proyecto, Edificio Vallarino en el Área Bancaria. Socio de Desarrollo Bahia desde 1984, una de las principales empresas promotora de proyectos de bienes raíces en Panamá de condominios de lujo, edificios de oficinas y hoteles.
www.desarrollobahia.com
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad única del autor. No pueden ser consideradas como una posición de este medio