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Los huevos de tortuga baula (Dermochelys coriacea) que anidan en las playas de Bocas del Toro en el Caribe panameño podrían ser perjudiciales para el consumidor. Según un estudio realizado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y otras instituciones, estos contienen altas concentraciones de metales traza y su consumo podría presentar riesgos para la salud de las comunidades locales. Evitar el consumo de huevos de tortuga baula sería beneficioso para los consumidores y la conservación de esta especie en peligro de extinción.
Los huevos de tortuga baula no son dañinos por naturaleza. La acumulación de metales traza en ellos refleja la contaminación en el ambiente al que están expuestas las hembras a lo largo de sus rutas migratorias. Debido a su longevidad y madurez tardía, las tortugas marinas pueden acumular cantidades significativas de metales a medida que crecen. Para las tortugas baula que anidan en Bocas del Toro, el golfo de México es una zona potencial de riesgo de contaminación. Este golfo es un área importante de alimentación para la especie, pero también está muy contaminado por la agricultura, la industria y las instalaciones petroleras.
Esto se vio reflejado en las mediciones tomadas sobre huevos recién puestos en Panamá. Se revelaron concentraciones más elevadas de hierro, zinc, arsénico, selenio y estroncio que las reportadas anteriormente para esta especie. Los valores de arsénico fueron los más altos encontrados en huevos de cualquier especie de tortuga marina, mientras que los de mercurio y zinc estuvieron por encima de los estándares internacionales para niños. Estos resultados demuestran que la ingesta ilegal de huevos de tortuga baula presenta riesgos para la salud de las comunidades locales, incluyendo un mayor riesgo carcinogénico para adultos y niños.
Estos potenciales riesgos para la salud no son exclusivos de los huevos de esta especie de tortuga. Un estudio de 2016 realizado por investigadores de STRI analizó los huevos de tortuga verde (Chelonia mydas) y tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) del Pacífico panameño y también encontró altas concentraciones de metales tóxicos en ellos, como manganeso, hierro, cobre, zinc, arsénico, cadmio y mercurio.
Mientras tanto, los esfuerzos para detener o reducir la colecta ilegal de huevos de tortuga marina han fracasado en muchos países. En las playas de Changuinola en Bocas del Toro, se explota un alto porcentaje de nidos de tortugas marinas durante la temporada de anidación. Para muchos pobladores locales, estos representan una importante fuente de alimentos y una forma de generar ingresos. Al mismo tiempo, es una gran amenaza para la supervivencia de las poblaciones de tortugas.
“La conservación de las tortugas marinas se ha visto comprometida durante décadas por la explotación regional y local, con pocas medidas de protección exitosas”, comentó Héctor M. Guzmán, investigador de STRI y autor principal del estudio. “Las poblaciones, en lugar de recuperarse, siguen viéndose afectadas por la pesca incidental y la colecta ilegal de huevos”.
Las poblaciones de tortugas baula en esta región (noroeste del Atlántico) ya se consideran vulnerables, pero en otras regiones oceánicas la situación es más grave. La recolección de huevos y la destrucción de sus hábitats de anidación han afectado gravemente a las poblaciones del Pacífico oriental, que se consideran en peligro crítico. Es decir, se enfrentan a un riesgo extremadamente alto de extinción.
“Nuestro estudio demostró que existe un riesgo severo al comer huevos de tortuga debido a la acumulación de ciertos metales con impactos desconocidos a largo plazo”, comentó Stefanie Kaiser, bióloga de la Universität Hamburg y coautora del estudio. “Claramente, los huevos de tortuga no están hechos para el consumo humano, y tanto los residentes locales como las poblaciones de tortugas marinas se beneficiarían de detener la explotación y el consumo de huevos”.
Los investigadores recomiendan que los conservacionistas centren su atención en los efectos sobre la salud humana del consumo de huevos de tortuga como un enfoque alternativo para desalentar la colecta ilegal de huevos. Sugieren además iniciativas de educación en salud pública que aumenten la concienciación entre los médicos locales, los trabajadores de la salud y el público sobre estos riesgos.
“Debemos abrir los ojos ante los posibles efectos tóxicos del consumo de huevos en la salud humana”, comentó Guzmán. “Es necesario crear conciencia pública país por país, pero también necesitamos el apoyo de nuestras instituciones de salud y medio ambiente para comunicar el mensaje”.
Los miembros del equipo de investigación están afiliados al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, al Centro de Historia Natural de la Universidad de Hamburgo y al Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad McGill. La investigación fue financiada por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Gas Natural Fenosa Panamá (ahora Naturgy Panamá) y la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá.
El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales. Sitio web: www.stri.si.edu. Video Promociona.