Alma Solís
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El pasado 28 de diciembre el Fondo Monetario Internacional dio a conocer los resultados y perspectivas económicas para Panamá, bajando de 6,8% a 6,3% el estimado de crecimiento del 2019.
Según el informe la perspectiva sigue siendo positiva, aunque frente a mayores riesgos a la baja. El crecimiento proyectado es de 4.3% en 2018, pero se recuperará a 6.3% en 2019 con el apoyo de la apertura de una mina grande (Minera Panamá) y una recuperación en la construcción, y posteriormente convergerá a su potencial de 5,5% en el mediano plazo.
En junio pasado el jefe de misión del FMI, Alejandro Santos había indicado que estaban restándole un punto porcentual al crecimiento económico en el 2018 y sumándole un punto al 2019, principalmente por la huelga prolongada que vivió el sector construcción en le primer trimestre del año. En ese momento la estimación fue 4,5% para el 2018 y 6.8% para el 2019. Pero finalmente la recuperación parece no va ser tan rápida. Aun así el país se coloca entre los que mayor crecimiento tendrá en la región y más del doble de lo que se espera para América Latina.
En cuanto a la inflación promedie alrededor del 2%. Se espera que el déficit de la cuenta corriente, en su mayoría cubierto por la Inversión Extranjera Directa (IED), alcance el 9% del PIB en 2019 y disminuya gradualmente a alrededor del 5,5% por to del PIB en el mediano plazo.
«Se espera que la política fiscal siga guiada por la Ley de Responsabilidad Fiscal (FRL) modificada. Se proyecta que el déficit general del SPNF aumentará a 2 por ciento del PIB en 2018–19 y se reducirá gradualmente a 1½ por ciento del PIB en el mediano plazo, manteniendo la deuda pública sostenible y por debajo del FRL, que es un objetivo del 40 por ciento del PIB» señal el informe del organismo.
También menciona los riesgos clave se relacionan con los contratiempos en la implementación de las recomendaciones restantes del Grupo de Acción Financiera (GAFI) y el progreso continuo en la transparencia fiscal, el exceso de oferta en los mercados de propiedad nacionales, los retrasos en la finalización del gran proyecto minero (tras el reciente fallo del Tribunal Supremo que crea incertidumbre) sobre algunos elementos del contrato), incertidumbre política antes de las próximas elecciones; un endurecimiento más agudo de lo esperado de las condiciones financieras globales y un proteccionismo comercial creciente.
En conclusión, los directores ejecutivos elogiaron el impresionante crecimiento de Panamá y señalaron que los fundamentos macroeconómicos siguen siendo sólidos, con un crecimiento previsto para un rebote en el corto plazo. Los directores consideraron que, si bien las perspectivas siguen siendo positivas, el balance de riesgos se inclina a la baja. En este contexto, pidieron esfuerzos políticos sostenidos para fortalecer el marco prevención de lavado de dinero y mejorar la transparencia fiscal para preservar la ventaja competitiva de Panamá como centro financiero regional. También recomendaron medidas para mejorar la resiliencia del sector financiero y reformas para facilitar un crecimiento continuo e inclusivo.