Kemmy Almengor *
Hace mucho tiempo, exactamente por el año 1881 llegan las primeras centralitas telefónicas atendidas manualmente por mujeres que conectaban a través de cables a diferentes personas para dar mensajes, buscar servicios o simplemente saber de alguien; de hecho, hay una serie inspirada en este tema que desarrolla durante los años 20 llamada “Las chicas del cable”.
Como dato curioso les comento que antes de esto, esta profesión se le había otorgado en un principio a hombres jóvenes, quienes eran los encargados de la entrega de telegramas.
Telegramas o llamadas, ambos tenían como propósito llevar un mensaje, quizás sin darse cuenta de que más que llevar un mensaje estaban conectando a un mundo.
Las chicas del cable tenían muchísimo poder, pues tenían en sus manos el conectar o no a una persona con otra, o de darle más negocio a una empresa o no. ¿Porqué? Porque resulta que podían recibir llamadas de clientes preguntando por un servicio en específico y ella tenía el poder en sus manos de dirigirlo al comercio más popular o al que ellas consideraban podía darle el servicio al cliente. Así de fácil, conectando y desconectando un cable.
Realmente desde ese entonces como humanidad habíamos descubierto el poder de conectarse, que no es lo mismo que comunicarse. ¿Cuál es la diferencia? Según definición comunicar es el acto de hacer saber a una persona una información. Que no es lo mismo que empatizar.
El conectar con una persona va más allá del mensaje. En mi opinión tiene mucho que ver el entender a la otra persona y quizás más allá de entenderla…conocerla.
¿Por qué hay marcas que pasan años y años y siguen conectando? Porque comprendieron realmente cuál era el “¿Para qué?”, el ¿Para qué hago este producto o brindo este servicio? ¿Para qué quiere mi cliente quiere este servicio? La comunicación y el mercadeo van más allá del producto.
Recuerdo que de pequeña viendo un programa muy popular en Panamá, publicitaron unos botines. Yo podía tener como 9 años. Estos botines eran azules con una franja blanca en el centro. Ahora que lo pienso un poco fuera de lo común para la época. Me enamoré de esos botines. No los quería para caminar, los quería para verme más moderna en un evento escolar. Mi “para qué” tenía que ver más allá de la comodidad del zapato, llegaba hasta cómo me haría sentir el zapato. A pesar de que el anuncio publicitario era básico, lo que el presentador dijo sobre el producto conectó directamente conmigo y con lo que ese producto me haría sentir.
Hoy en día conectarse va más allá de la telefonía, en cada espacio tenemos el poder de “conectar el cable en el sitio correcto”, en cada interacción, en nuestros ambientes laborales; en cada comunicación con el cliente tenemos el poder de orquestar una gran sinfonía, comunicación interna, plataformas digitales y comunicación externa por ejemplo y enamorar al cliente día a día con una propuesta que realmente comprenda su “¿para qué?”.
Sobre la Autora. Kemmy es especialista en Comunicación & Mercadeo. Compositora Panameña. Su Propósito: Crear y comunicar para transformar vidas.
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