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Julio Aguirre /presidente de Aguirre & Schwarz
La pandemia del Covid 19, ha generado muchos retos a nivel de salud y económicos en el mundo, para evitar la propagación del virus entre la población se han tomado medidas de distanciamiento social, que generan a su vez desafíos en la lucha contra el blanqueo de capitales y financiamiento al terrorismo.
El sistema de control debe estar en todo momento diseñado para responder al negocio usual y al negocio bajo escenarios de crisis como la que hoy día afrontamos, pero es conveniente tomar las medidas necesarias para evitar que esta situación de sanidad, afecte a quienes tienen que reportar o cumplir con las leyes de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo (sujetos obligados).
Incluso el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT) reconoce que algunas medidas o controles encaminados a la prevención y combate al Lavado de Activos (LA) y el Financiamiento del Terrorismo (FT) y la proliferación de armas de destrucción masiva (FPADM), se hayan visto afectadas y por lo tanto surjan posibles amenazas y/o vulnerabilidades en los sistemas de prevención que implementan los diferentes actores, en las distintas jurisdicciones en el mundo.
GAFILAT sugiere que se analicen los controles existentes para prevenir el uso inadecuado de los productos y servicios financieros y evitar que puedan verse afectados por la situación sanitaria mundial de quienes tienen que reportar o cumplir con las leyes de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismos (sujetos obligados).
Es decir, los controles pueden dejar de ser efectivos porque los colaboradores de estas entidades o comercios, están en distanciamiento social que implica que los procesos y procedimientos de control no muestren los resultados esperados, así como el incremento de aprobaciones, por excepción, con miras a no perder clientes.
Otros de los puntos mencionados, es que el entorno del COVID-19 identifica algunos riesgos que pueden derivarse en oportunidad para algunos delitos precedentes del blanqueo de capitales que derive en el propio delito de blanqueo de capitales, como, por ejemplo: fraudes financieros y estafas, tráfico de medicamentos falsificados y de mercancía relacionada, adulteración de medicamentos e implementos médicos, un repunte al delito de corrupción.
El comunicado de Gafilat identifica algunas buenas prácticas y medidas mitigantes como respuesta a los riesgos planteados, resaltando que no hay que bajar la guardia y garantizar que este tipo de eventos no sean aprovechados por los delincuentes.
Entre las buenas prácticas que menciona GAFILAT me gustaría resaltar: Fortalecer la aplicación del enfoque basado en el riesgo en materia de supervisión ALA/CFT; Garantizar, en lo posible, la operación de autoridades relevantes utilizando tecnologías para realizar funciones a distancia, firmas digitales y estableciendo guardias para actividades esenciales que requieren de la presencia física de funcionarios; y Fortalecer la cooperación internacional entre autoridades competentes, particularmente a través de mecanismos ágiles y expeditos, con el objeto de compartir buenas prácticas aplicadas en el marco de esta crisis, información sobre amenazas emergentes y vulnerabilidades, y medidas efectivas para contrarrestarlas.
En conclusión, desde nuestro punto de vista para reforzar nuestros controles los exhortamos a revaluar los mecanismos de prevención o el programa de cumplimiento en cuanto a los procesos, específicamente en lo que tiene que ver con el personal clave y el cómo estarán analizando el perfil financiero y transaccional de los clientes en un entorno que de manera macro y micro ha cambiado y seguirá cambiando sustancialmente.
Julio Aguirre es presidente de la firma Aguirre & Schwarz, es consultor y capacitador en temas de prevención de la blanqueo de Capitales y financiamiento al terrorismo.
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